Hace cuatro años, a Sue McFarland no se le hubiese ocurrido formar parte de un equipo de roller derby. Ella tenía 51 años de edad y llevaba más de 20 años sin patinar. Pero como había jugado rugby en la universidad, decidió intentarlo.
“Y lo demás es historia”, McFarland dijo mientras atendía el área de taquilla en el partido inaugural de la liga anfitriona, Hartford Area Roller Derby, que se llevó a cabo en abril. Así comenzó la primera temporada completa que la liga logra programar desde que comenzó la pandemia de COVID-19.
Ahora McFarland juega con las Hartford Banshees, uno de los dos equipos de la liga. La Hartford Area Roller Derby (también conocida como H.A.R.D.) es una de tres ligas de roller derby en ϳԹ. Las otras ligas están ubicadas en la región sureste de ϳԹ y en el área de Waterbury.
Antes de ponerse sus patines, McFarland tuvo que encargarse de traer fans al partido. Todo el proceso es voluntario y autogestionado. McFarland repartió programas del evento y advirtió a los asistentes primerizos que “podría haber contacto” con las jugadoras si se sentaban en la primera fila —una hilera de sillas plegables en un gimnasio en Nomads Adventure Quest (South Windsor). Al otro lado del gimnasio, los árbitros colocaban cinta adhesiva cuidadosamente en el suelo para delimitar la pista.
Al principio del primer encuentro, las jugadoras de las Hartford Wailers y de la Roller Derby Québec se alinearon en la pista. Cada equipo tiene una jugadora que lleva una estrella en su casco, la jammer, que se posiciona detrás de las otras jugadoras, las bloqueadoras.
El objetivo de las jammers es atravesar el grupo de bloqueadoras y anotar puntos a medida que dan vueltas alrededor de la pista. Suena el silbato. Las bloqueadoras hacen sus maniobras y las jammers hacen todo lo posible por liberarse de los obstáculos. Cuando la primera jammer logra escapar, comienza un periodo de 2 minutos (conocido como jam) en el que ambas jammers pueden anotar puntos.
Después de los primeros jams, el equipo de Quebec tomó la delantera. McFarland señaló la rapidez de la jammer del equipo rival. “Para quienes llevan jugando varias temporadas, sus patines son una mera extensión de su cuerpo”, ella observó.
No obstante, no estaba sorprendida. “Escogimos los equipos que enfrentaríamos este año con la intención de desafiar nuestras capacidades”, McFarland destacó.
El roller derby ha gozado de varias rachas de popularidad desde sus comienzos en los 1930. Luego, en los años 70 y 80, el deporte pasó a ser más bien un espectáculo. Los partidos a menudo ya estaban predeterminados e incluían montajes teatrales, tanto en la televisión como en los grandes estadios. Pero a principios de los 2000, se comenzaron a formar decenas de ligas autoorganizadas de roller derby en las que se fomentaba una cultura más inclusiva y autosuficiente.
McFarland dijo que las jugadoras de su equipo cuentan con toda una diversidad de experiencias. “Nuestro equipo está formado por maestras, fisioterapeutas, ejecutivas en empresas públicas”, explicó. “Lo genial del roller derby es que puedes venir y hacer algo completamente distinto aquí... Supongo que todas tenemos nuestro lado de Clark Kent”.
De día, Alicia Bray trabaja en una organización sin fines de lucro, pero cuando sale del trabajo y entra en la pista, se convierte en Karma’kaz E. Killer. Esa noche, se puso la estrella de jammer para anotar unos cuantos puntos.
“Soy bastante rápida y tengo un buen equilibrio”, nos dijo. “Me gusta más bloquear, pero hago lo que sea necesario por mi equipo”.
Jess Couture, que actualmente está en su etapa de entrenamiento, a veces viaja dos horas ida y vuelta desde Massachusetts para las sesiones de práctica. Ella comenzó jugando en otra liga a unos pocos minutos de su casa, pero dijo que no se sintió aceptada.
“Como soy lesbiana... me sentía marginada allí. Cada vez que llevaba puesto un arco iris, no me sentía bienvenida”, Couture confesó.
Según Couture, en Hartford sí se siente como en familia. “El compañerismo que tengo con estas mujeres es algo que solo he sentido en el ejército”, detalló.
El siguiente paso en el entrenamiento de Couture es superar una prueba de aptitud, luego de la cual ella podrá escoger su nombre oficial. Ya tiene unas cuantas ideas en el tintero, tales como Pam Beastly, Thunder Mifflin y Luna Shovegood, entre otras —la mayoría inspiradas en personajes de las películas y programas televisivos que le gustan.
“Es como crear tu propia familia con la que te sientes segura... Puedes ser tú misma sin que te lo cuestionen”, nos contó Rumblebee, también conocida como Nikki Simonelli, mientras apoyaba su pierna enyesada en los laterales de la pista. La semana antes se había roto la pierna mientras jugaba. A pesar de ello, según Simonelli, existe la impresión errónea de que el roller derby es violento.
“Muchas personas piensan que el roller derby se trata de meter puños, codazos y cosas similares, pero en realidad no es así”, señaló. La liga se rige por las normas oficiales de la Women's Flat Track Derby Association (Asociación Femenina de Roller Derby en Pista Plana). Estas normas prohíben que las jugadoras usen la cabeza, codos, antebrazos, manos, rodillas, pantorrillas o pies para tocar a sus oponentes.
Durante el encuentro, el gimnasio se inundó con una algarabía de silbidos y los ruidos de patines (y jugadoras) dando contra el suelo. Los entrenadores gritaban mientras los árbitros daban los penalti. Unos 17 árbitros —siete de ellos sobre patines— recorrían la pista para mantener el partido en curso.
La entrenadora principal de las Wailers, Cassidy Weatherington, también conocida como Maverick, destacó la importancia de prestar atención a cada detalle. Luego de cada jam, un grupo nuevo de jugadoras acudía para relevar a sus compañeras.
“Esas rotaciones ofrecen la oportunidad de utilizar estrategias distintas basadas en las fortalezas y debilidades de tus jugadoras”, explicó. “Pero el otro equipo está haciendo lo mismo, así que es un proceso constante de ajustes. Por eso es que el enfoque debe ser siempre al más mínimo detalle”.
Weatherington añadió que llevar a cabo el roller derby en pista plana hace que el deporte sea más accesible para distintas comunidades.
“La pista inclinada definitivamente es parte de la historia del roller derby. Pero no todas las comunidades pueden adquirir una pista inclinada o contar con el espacio para alojar una pista inclinada de forma permanente”, abundó.
Aunque las Wailers terminaron perdiendo su encuentro con Quebec, sus ánimos seguían en alto al finalizar el juego. Luego del último jam, el equipo se agrupó y lanzaron vítores en agradecimiento a los árbitros y al equipo rival.
Mientras los voluntarios desmontaban la pista tras el segundo encuentro, Caitlin Breen de las Hartford Banshees reflexionó sobre lo importante que es el roller derby para ella.
“Darme cuenta de que soy una atleta y tratarme a mí misma como tal es algo nuevo para mí. Es algo realmente especial que no esperaba vivir jamás”, admitió. “Esto me ha enseñado muchas cosas sobre mí misma que ni sabía”.
El próximo encuentro del Hartford Area Roller Derby será el sábado, 10 de junio, contra equipos de Nueva York y Nueva Jersey.